miércoles, 17 de abril de 2013

La mujer que calculaba

Autora: Ana Isabel Barreto Mendoza
Nacionalidad: Colombiana
Diplomada en Ciencias Empresariales
Postgrado en Análisis Financiero
Formadora en Formación Ocupacional
*Serie: Relatos sobre inmigración cualificada y mujeres profesionales extranjeras

Estoy sentada en una silla, frente al ordenador de la oficina, en  la empresa para la que trabajo actualmente. Miro por la ventana y veo a una amiga que trabajó en la misma urbanización donde yo laboré hace 6 años cuidando 3 niños.
Salí y la saludé: ¡hola Rita!, ¿cómo estás?, ¡tanto tiempo!
Ella  me pregunto: ¿trabajas aquí?
-Sí, sí, le contesté, ¿y tú qué haces?
-Aquí cuidando a esta señora. Ah, mira te presento a mi jefa.
-Mucho gusto señora, y seguidamente ella me preguntó: - ¿Usted es la señora que cuidaba los niños de Pepita?
-Si era yo. ¿Por qué?
¿Cómo te pudiste aguantar tanto  tiempo en esa casa?, a esa señora no le duraban las cuidadoras.
-Pues…. Yo,  estuve casi 5 años y adoro tanto a los niños como a sus padres, fueron encantadores y me trataron con mucho respeto,  cada vez que puedo los visito. Le contesté

-Bueno, ¿y tú qué haces? Retomé la conversación con mi vieja amiga Rita. Ya  homologaste tu titulo?
-Sí, pero no encuentro trabajo como contable, sólo como teleoperadora, y me ofrecen 700€, de sueldo y la verdad no me compensa.  Gano mas como interna cuidando a esta señora, me paga 800€, incluido el alquiler y la  comida  lo que me permite  enviar  dinerito a mi país para hacer mi casa para cuando esté viejecita tener dónde llegar. Además he podido viajar  a Italia, Francia, Portugal y  muchos otros países de Europa.
-Ah, ¡qué bien!  Afirmé con la cabeza, un tanto desconcertada y  medité varios segundos,  - Yo trabajando de Auxiliar administrativa escasamente conozco Madrid.

¿Tú cómo estás? Me preguntó: ¿tu hija,  tu esposo, ya los trajiste? ¿Cómo estás llevando el tema de la  crisis Ana?
-Bueno, estoy,… no mejor que otros,  pero tampoco peor que otras personas.
-Quise comprar un piso,  calculé, eché números, me puse a pensar, que en ese momento de bonanza laboral, ganábamos más o menos un buen sueldo junto con mi hija, pero no eran trabajos de contrato indefinidos, y ante la incertidumbre, decidimos no hipotecarnos.
-Quise comprarme un coche, eché números, calculé y en el primer año pagaba poco pero al quinto año pagaría 3 veces el valor del coche, así que desistí.
-Comenzamos a oír rumores de la crisis, y aunque el gobierno lo negaba, me dije: “Cuando el río suena piedras lleva”, entonces con mi hija  comenzamos a ahorrar; nos cohibimos mucho, dejamos de ir  al cine, a paseos y  mercadillos pero eso sí, comíamos bien, aunque sin excesos.

También te cuento que hace 5 años reagrupé a mi esposo,  pero aún no encuentra empleo.  Mi hija ya casi termina su carrera de ingeniería química industrial,  trabaja a  tiempo parcial, para  poder  matricularse en más créditos en la Universidad.

Yo trabajo aquí  con un contrato comercial, gano 800€,  tengo que pagar 273€ de seguridad social,  650€ de alquiler 100€ de comida, y 60€ del bono transporte, como verás no puedo mandar a mi país, pero  afortunadamente  estoy apoyando la educación de mi hija.

¿Pero como haces?, ¡no me salen las cuentas!, -me respondió Rita.
-Bueno, tengo que ayudarme con talleres de manualidades  que doy en las asociaciones,  Centros Especiales para Inmigrantes, CEPIS, concienciando a las  participantes  acerca de  la importancia de utilizar la técnica del reciclaje, y contribuyendo en pequeña medida al Desarrollo Sostenible. Para esto elaboramos  collares, pulseras, cortinas,   reciclamos  recortes de tela para hacer  colchas, almohadones, cojines y con el cartón realizamos estuches para regalos. Así  los participantes  rescatan su propia creatividad y hacen cosas muy bonitas que luego pueden vender en los  mercados solidarios.
-¡Qué bien!, me contestó Rita.
-Y para terminar, le conté: -Estuve 9 meses sin trabajo entonces decidí  hacer cursos de Asociacionismo, Planes de Empresa, emprendimiento y realmente  me han servido como herramienta para mi profesión.
-Bueno Ana, me alegra que estés bien. Ya me despido,  parece que mi jefa ha terminado de hacer el trámite en el banco.
-Bueno Rita, cuídate mucho y te deseo éxitos. 

Nos despedimos,  me volví a mi silla de trabajo y me puse a calcular: si trabajara como teleoperadora  le pagarían  700€,  tendría que pagar 300€ de alquiler de una habitación, 150€ comida, 60€ transporte y alrededor de 100€ de servicios, sin derecho a ocio,  ropa y otros gastos; le quedarían 90€  que podría mandarlos a su  país. En cambio trabajando interna, no tiene  esos gastos. ¡Qué bien!

A la salida del trabajo, llegué al piso que tengo alquilado desde hace 6 años en una tercera planta, cansada, me senté en el mismo sofá de siempre, encendí  la televisión y tomé el “mando”: Canal TV, dicen las noticias que la prima de riesgo ha subido en 560 puntos porcentuales, y pensé: Muy grave, esto no da confianza a los inversores entonces  cambio de canal y dicen que “hemos ganado” la Liga, la Copa del Rey y la Eurocopa y no sé qué más. Pero, ¿hemos ganado? pues yo miré mi cuenta de ahorros y está igual, no he ganado un duro más.
Estamos Como en la época de los romanos “Pan y Circo”.

Lo que sí es fácil calcular, sin mucho algoritmo,  es que tanto las personas de tercera edad, familias, restaurantes,  niños de éste hermoso país,  multinacionales y grandes empresas privada y públicas, han tenido cuidadoras, limpiadoras y  otros  trabajadores de mucho  nivel,  de gran  calidad humana y profesional;  es indiscutible que se han favorecido económicamente  de las mujeres profesionales  e inmigrantes.

Aquí estamos soportando hombro a hombro con los nativos, la tan conocida crisis.

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