viernes, 26 de abril de 2013

Y Me quedé sin trabajo.



Autora: Rosario Gonzales S.
Nacionalidad: Boliviana
Licenciada en Preparación y Evaluación de Proyectos
*Serie: Relatos sobre inmigración cualificada y mujeres profesionales extranjeras

Y me quedé sin trabajo…., no puedo decir que me voy al paro porque en el trabajo doméstico no existe este beneficio por más que haya cotizado a la Seguridad Social, solamente los ejecutivos y profesionales pueden gozar de este derecho, pero si yo soy  profesional!!!

Este es un buen momento para reflexionar: Hace 5 o 6 años que estoy en aquí, en España,  ha pasado mucho  tiempo y muy rápido.

Decidí salir de mi país  por la crisis política e inestabilidad económica. Viaje a España en el año 2000  ya que era fácil  trabajar  como empleada doméstico, cuidar niños y ancianos. Había dejado a mi familia y mis hijos pequeños, pero por lo menos tenía la tranquilidad de poder cubrir  sus necesidades  de vivienda, colegio y alimentación.

Bien valía la pena estar lejos, trabajar, conocer otras realidades y estar en Europa con la esperanza de poder  encontrar otras oportunidades de trabajo y desarrollarme profesionalmente.

Con los primeros ingresos una era cautelosa, se enviaba  lo necesario para poder  ahorrar; pero cada vez era más difícil hacerlo porque mis hijos adolescentes querían el Ipod, tele color digital, celular último modelo y toda la tecnología que enloquece a los adolescentes, además de los zapatos de marca, buena ropa, ¡¡cómo no mimarlos con esas cosas!! .  De mamá sacrificada pasé a ser mamá cómprame esto o aquello, mamá falta plata, mamá proveedora para cubrir las ansias de consumo de la familia. 

Con la crisis en Europa comenzó una etapa muy diferente para los inmigrantes, trabajos escaso, y si algo se encontraba era por  semanas, sin medias pagas ni seguridad social, además de bajos sueldos. ¿Valía la pena seguir aquí?,¿ tan lejos?, ¿tan sola? Aunque también era cierto que en todas partes una se encuentra con personas muy solidarias.
En pocos meses se acabaron los ahorros, vivía prácticamente del favor y cariño de mis compañeros de piso. En ningún momento me hicieron sentir como un estorbo, pero esa situación no podía ser sostenible en el tiempo, tenía  que encontrar soluciones.

Cada vez que hablaba por teléfono con mi familia sentía la calidez y  el apoyo para regresar, era una opción... pero tenía que seguir intentándolo, allá el trabajo también escaseaba, aunque tendría la oportunidad de trabajar en lo que me gustaba. Realmente me sentía agotada de esta situación, tanto esfuerzo para estar medianamente bien y me preguntaba, ¿qué pasará a largo plazo?, mis hijos todavía estudiaban. 

Por fin la decisión, voy a regresar a mi país… ya sé que no es fácil, tengo la sensación del fracaso, sin embargo lo intenté, las personas que me han visto, saben que de verdad lo intenté, me esforcé, nada de turismo, ni grandes paseos, a lo más un día en el verano por el parque del Retiro para escuchar buena música,  este disfrute ni siquiera costaba  dinero, era  necesario también alimentar el espíritu. 

Algunos de mis compatriotas pensaban ir a otros países, Alemania, o tal vez  Suiza y continuar con  el peregrinaje en busca de ¿qué? Simplemente trabajos, al mismo estilo de siempre, trabajos sin expectativas de desarrollo profesional o personal, un bien tan preciado, un derecho,  algo natural,  pero un lujo difícil de conseguir no solo para los extraños sino también para los propios españoles. 

Largas horas de conversaciones filosóficas para entender este proceso tan cruel y tan duro, ¿qué  hacer en situaciones como esta? 

Tengo que partir, la lucha continúa, aquí o allá, una no para de buscar nuevas oportunidades. Aquí, como ya lo he dicho antes, no hay expectativas de crecer personalmente. Allá no tendré el dinero que puedo ganar aquí, en caso de que encontrara un trabajo, pero llevaré una vida normal. 

Ahora estoy en casita, me siento contenta, ha pasado un año, no ha sido fácil pero siento que he tenido suerte, nada más llegar comencé a trabajar gracias a un amigo que estaba a cargo de un proyecto, por fin otra vez haciendo funcionar las neuronas, nada de largas y aburridas jornadas interminables haciendo prácticamente nada, solamente acompañando a una anciana que andaba perdida entre lo que fue y ya no sabe quién es, perdida en sus fantasías que intentaba compartirlas conmigo, le seguía  la corriente a cuanta historia se le venía a la cabeza, algunas muy interesantes como  por ejemplo del hijo que nunca tuvo, tal vez lo anhelaba, el alzhéimer le permitía tener esas fantasías. Es triste, para ella  y para la persona que la cuidaba, los días se hacían tediosos y melancólicos. Pensaba, cuando se acabe este trabajo, la opción era otro similar y en peores condiciones,  no valía la pena seguir así.

Estoy feliz de estar en mi tierra, cada día comparto con mis seres queridos, la economía familiar es estrecha pero tenemos una inmensa alegría de estar reunidos, paseamos, conversamos, he recuperado el status perdido, al principio de la aventura migratoria no interesa pero a medida que pasan los años es algo que también se anhela.

El retorno es una opción válida!!!