(Serie: Relatos de la crisis vivida en primera persona)
Por: Laura Portilla
“Soy feliz porque lo que hago es algo bueno”
Hace una década que vivo en España, un ciclo que viene a
significar para mí una escuela de enseñanza de vida. Y, como todos los que
salimos en un momento determinado, una experiencia rica, pero no en cifras con
ceros a la derecha, ni cuentas de ahorro o bienes. No creo en el concepto de éxito
que comúnmente se entiende, donde solo el factor dinero es el que reconoce a
una persona exitosa, emprendedora, ganadora y que ha logrado destacar sobre
todos los demás, sino lo que sientes con el emprendimiento.
“No hay peor gestión que la que no se hace”, ésta frase la
tengo impresa en mi consciente e inconsciente, así que vivo intentando con cada
idea que se me cruza por la mente, y, como la tenacidad es una de mis
habilidades natas, también llevo dándome de narices más veces de las que me gustaría…..
En tiempos de crisis el pensamiento y creatividad se agudizan y formulas y formas
por paliar las dificultades, en éste caso: “prioridades”. No faltan.
Cuando había más fuentes de trabajo, “recuerdo” me quejaba
de trabajar tanto y de no tener tiempo ni para pensar, entonces; lo que hacía,
era disfrutar gastando el dinero que ganaba, comprando más de lo que necesitaba
y relajándome en las tiendas y supermercados, regodeándome y pensando en cosas
como: “Que si la marca no me convence”, “Que si vale
más, por algo bueno será”, “Que si el colesterol”, “Que si
el corrector de ojeras” etc. , etc.…. y aprovechaba de cada exceso y acceso que
me daba el dinero, dinero por el que corría sin descanso todo el mes.
Llegó un momento en que, me puse a reflexionar y me pregunté
si estaba haciendo lo que me gustaba y me respondí con un enorme NO. Solo
estaba dando vueltas en un tío vivo de rutina, como una mota de algodón dentro de
un ventilador conectado, dejándome llevar y llevando en mis hombros compromisos
nunca aceptados por mí misma. Así que me despedí de mi último trabajo (12 horas
diarias) y me busqué uno de 20 horas a la semana, claro con la tercera parte de
paga….de lo que anteriormente ganaba….y….¡tuve tiempo para pensar!, dormir a
gusto, ir a los almacenes de todo a cien y comprar solo lo necesario y de hacer
lo que más me gusta:
Emprender en algo que tenía en mente: O sea, trabajar para
mí mismo. ¿Y eso, como se hace me preguntarán?, ¡sencillo! Yo soy mi jefa: Así
que me exijo, todo lo que puedo darme a mí misma. Yo misma me pago: Todo lo que
creo necesito, y, Yo misma trabajo: En principio como jefa, obrera, creadora,
jefa de recursos y contadora etc.., Bueno…. debo confesar: que eso no es faena
sencilla, pero, tampoco es complicada si te pones a pensar, si eso tiene que
ver con tus exigencias y la filosofía de vida que tengas…
El emprendimiento es muy importante, el éxito de él,
también, pero también es importante aprender despacio pero seguro. No por
desear tener éxito cabe desbocarnos en empresas que por más que nos gusten, sabemos
que no nos darán grandes logros económicos y que no nos harán millonarios. No todo en las empresas en las que nos
embarcamos tienen que relacionarse directamente con capitales jugosos y
ganancias sustanciosas. Porque entonces podemos caer en el riesgo de correr desaforados
tras la fortuna y resulta que la fortuna la mayoría de veces es un espejismo
que nos han vendido los anuncios consumistas de éste siglo
y sufrimos por la lucha constante de conseguirlo y lo que
conseguimos es llenarnos de canas azules, verdes y arruguitas de stress y una
soberana gastritis.
He aprendido en ésta década de lucha y emprendimientos
varios, a visualizar el verdadero éxito, por lo menos como yo lo concibo y me
creo una mujer emprendedora hasta más no poder en tiempos de crisis y con un relativo
éxito que me hace más o menos feliz, porque mentiría si os digo que ya he
conseguido todo lo que yo quiero, porque eso significaría que
ya no seguiré dándome las narices contra los obstáculos y
aprendiendo a ser emprendedora o con una empresa ya constituida…… y quien sabe;
jalándome los pelos, o corriendo como loca tras de la bolsa…
Por el momento, sigo con el proyecto: “Jarina”, hago mis
talleres de artesanía ecológica con la gente que quiere aprender, expongo mi
arte en los sitios que me dejan y comparto cultura a través de la poesía y arte
con las personas que saben disfrutar del tiempo en tiempos de crisis, aunque
eso no suponga “ganancias sustanciosas” por ahora.