Autora:
Ana Isabel Barreto Mendoza
Nacionalidad:
Colombiana
Diplomada
en Ciencias Empresariales
Postgrado
en Análisis Financiero
Formadora
en Formación Ocupacional
*Serie: Relatos sobre inmigración
cualificada y mujeres profesionales extranjeras
Estoy sentada en
una silla, frente al ordenador de la oficina, en la empresa para la que trabajo actualmente.
Miro por la ventana y veo a una amiga que trabajó en la misma urbanización
donde yo laboré hace 6 años cuidando 3
niños.
Salí y la saludé:
¡hola Rita!, ¿cómo estás?, ¡tanto tiempo!
Ella me pregunto: ¿trabajas aquí?
-Sí, sí, le
contesté, ¿y tú qué haces?
-Aquí cuidando
a esta señora. Ah, mira te presento a mi
jefa.
-Mucho gusto
señora, y seguidamente ella me preguntó: - ¿Usted es la señora que cuidaba los niños
de Pepita?
-Si era yo. ¿Por
qué?
¿Cómo te pudiste
aguantar tanto tiempo en esa casa?, a esa
señora no le duraban las cuidadoras.
-Pues…. Yo, estuve casi 5 años y adoro tanto a los niños
como a sus padres, fueron encantadores y me trataron con mucho respeto, cada vez que puedo los visito. Le contesté
-Bueno, ¿y tú
qué haces? Retomé la conversación con mi vieja amiga Rita. Ya homologaste tu titulo?
-Sí, pero no encuentro
trabajo como contable, sólo como teleoperadora, y me ofrecen 700€, de sueldo y
la verdad no me compensa. Gano mas como
interna cuidando a esta señora, me paga
800€, incluido el alquiler y la comida
lo que me permite enviar dinerito a mi país para hacer mi casa para
cuando esté viejecita tener dónde llegar. Además he podido viajar a Italia, Francia, Portugal y muchos otros países de Europa.
-Ah, ¡qué bien! Afirmé con la cabeza, un tanto desconcertada
y medité varios segundos, - Yo trabajando de Auxiliar administrativa
escasamente conozco Madrid.
¿Tú cómo estás? Me
preguntó: ¿tu hija, tu esposo, ya los
trajiste? ¿Cómo estás llevando el tema de la crisis Ana?
-Bueno, estoy,…
no mejor que otros, pero tampoco peor que otras personas.
-Quise comprar un
piso, calculé, eché números, me puse a
pensar, que en ese momento de bonanza laboral, ganábamos más o menos un buen sueldo junto con
mi hija, pero no eran trabajos de contrato indefinidos, y ante la
incertidumbre, decidimos no hipotecarnos.
-Quise comprarme
un coche, eché números, calculé y en el primer año pagaba poco pero al quinto
año pagaría 3 veces el valor del coche, así que desistí.
-Comenzamos a oír
rumores de la crisis, y aunque el gobierno lo negaba, me dije: “Cuando el río
suena piedras lleva”, entonces con mi hija comenzamos a ahorrar; nos cohibimos mucho,
dejamos de ir al cine, a paseos y
mercadillos pero eso sí, comíamos bien, aunque sin excesos.
También te
cuento que hace 5 años reagrupé a mi esposo, pero aún no encuentra empleo. Mi hija ya casi termina su carrera de
ingeniería química industrial, trabaja
a tiempo parcial, para poder
matricularse en más créditos en la Universidad.
Yo trabajo aquí con un contrato comercial, gano 800€, tengo que pagar 273€ de seguridad social, 650€ de alquiler 100€ de comida, y 60€ del
bono transporte, como verás no puedo mandar a mi país, pero afortunadamente estoy apoyando la
educación de mi hija.
¿Pero como haces?,
¡no me salen las cuentas!, -me respondió Rita.
-Bueno, tengo
que ayudarme con talleres de manualidades
que doy en las asociaciones, Centros Especiales para Inmigrantes, CEPIS,
concienciando a las participantes
acerca de la importancia de
utilizar la técnica del reciclaje, y contribuyendo en pequeña medida al
Desarrollo Sostenible. Para esto elaboramos
collares, pulseras, cortinas, reciclamos recortes de tela para hacer colchas, almohadones, cojines y con el cartón realizamos estuches para regalos. Así los participantes rescatan su propia creatividad y hacen cosas
muy bonitas que luego pueden vender en los mercados solidarios.
-¡Qué bien!, me
contestó Rita.
-Y para terminar, le conté: -Estuve 9 meses sin trabajo entonces
decidí hacer cursos de Asociacionismo,
Planes de Empresa, emprendimiento y realmente me han servido como herramienta para mi
profesión.
-Bueno Ana, me
alegra que estés bien. Ya me despido, parece que mi jefa ha terminado de hacer el
trámite en el banco.
-Bueno Rita, cuídate
mucho y te deseo éxitos.
Nos despedimos, me volví a mi silla de trabajo y me puse a
calcular: si trabajara como teleoperadora
le pagarían 700€, tendría que pagar 300€ de alquiler de una
habitación, 150€ comida, 60€ transporte y alrededor de 100€ de servicios, sin derecho a ocio, ropa y otros gastos; le quedarían 90€ que podría mandarlos a su país. En cambio trabajando interna, no tiene esos gastos. ¡Qué bien!
A la salida del
trabajo, llegué al piso que tengo alquilado desde hace 6 años en una tercera
planta, cansada, me senté en el mismo sofá de siempre, encendí la televisión y tomé el “mando”: Canal TV,
dicen las noticias que la prima de riesgo ha subido en 560 puntos porcentuales,
y pensé: Muy grave, esto no da confianza a los inversores entonces cambio de canal y
dicen que “hemos ganado” la Liga, la Copa del Rey y la Eurocopa y no sé qué
más. Pero, ¿hemos ganado? pues yo miré mi cuenta de ahorros y está igual, no he
ganado un duro más.
Estamos Como en la época de los romanos “Pan y
Circo”.
Lo que sí es
fácil calcular, sin mucho algoritmo, es
que tanto las personas de tercera edad, familias, restaurantes, niños de éste hermoso país, multinacionales y grandes empresas privada y
públicas, han tenido cuidadoras, limpiadoras y
otros trabajadores de mucho nivel,
de gran calidad humana y
profesional; es indiscutible que se han favorecido económicamente de las mujeres profesionales e inmigrantes.
Aquí estamos
soportando hombro a hombro con los nativos, la tan conocida crisis.